A lo largo de la historia de la humanidad, los hombres han contado historias, generalmente todas cuentan una vivencia, una anécdota, ya sea fantástica o real, y aunque parezca que no, todas tienen un mismo formato. Todas cuentan la historia de una persona, que tras salir de su área de confort vive una experiencia diferente, aprende, cae, se levanta y vuelve renovado con lo nuevo aprendido. Este es el resumen tanto del Hobbit, Harry Potter o El mago de Oz como la historia de Moises o tu vivencia en la universidad. A esto se le conoce como el monomito, término acuñado Joseph Campbell en El héroe de las mil caras, y aquí aparece el prototipo del héroe, y no es más que la viva representación del ser humano trasladada a algo fantástico pero sin dejar de tener un transfondo real.
Esto lleva siendo así milenios y aunque parezca repetitivo no lo es tanto, el esquema si lo es, pero la historia no tiene que ser la misma. Últimamente el problema que han tenido las historias es que se han dejado llevar por solo el arquetipo, los personajes no son inovadores, solo son repeticiones de algo que ya hemos visto. Los que jugamos a videojuegos hemos podido notar esto en juegos como Skyrim o Dragon Age y la verdad es que esto se convierte en un problema. Nuestro cerebro entonces nos dice que el monomito ha muerto y creamos al antiheroe, los seguidores de la saga Canción de hielo y fuego saben bien de lo que hablo.
Tras mucho tiempo sin ver en el cine o en la literatura nuevos héroes me encantó ver en Los juegos del hambre una nueva heroína y que si nos fijamos bien es semejante al héroe clásico y a nosotros. Es una historia que vuelve a traernos la imagen de un héroe sin arquetipos, sin repeticiones, solo una nueva historia que manifiesta nuestra humanidad sin dejar e ser ficción.
La historia nos presenta a una jóven que viviedo en su distrito, por una llamada a «la aventura» se entrega a cambio de su hermana. En este viaje no deseado (como hemos visto en tantos otros mitos) se encuentra con nuevos compañeros, un «anciano sabio», un enemigo y una misión, a lo largo de la historia vemos como cae y se levanta más fuerte, lucha contra el capitolio, contra otros tributos, contra si misma, vemos en su travesía toda la historia de un héroe para que al final, habiendo cumplido con su misión, vuelva a su origen como en el principio y con una nueva vivencia a sus espaldas. La saga Los juegos del hambre es el vivo reflejo de que el héroe no está anticuado, solo lo está nuestra manera de verlo, no tenemos que reinventar una fórmula, solo usarla bien, porque al fin y al cabo todos somos ese héroe que sale en busca de aventura y que vuelve nuevo y con más sabiduría que con la que partió. No dejen de ver las películas o leer los libros, la historia es fenomenal y sabe mandar bien su mensaje. Muchas gracias.